¿Puede alguien enamorar a otra persona conciencia, como si le convenciera de que tiene que cambiar de aspiradora? El doctor Arthur Aron piensa que sí. Aron, responsable del laboratorio de relaciones interpersonales de la Universidad de Stony Brook en Long Island (Estados Unidos) en psicología ideó un experimento en 1997 para que dos completos desconocidos se enamoraran en menos de una hora.
La mecánica de la prueba era bien sencilla: tan solo tenían que sentarse el uno frente al otro y responder a 36 preguntas personales. Cuando uno hablara, la otra persona solo tenia que escucharla y mirarle a los ojos.
El objetivo de la prueba era saber si se podían crear de manera artificial las condiciones para que se creara de la nada una amistad duradera o un romance en apenas unos minutos.
El objetivo de la prueba era saber si se podían crear de manera artificial las condiciones para que se creara de la nada una amistad duradera o un romance en apenas unos minutos.
Los que pasaron por ella aseguraron sentirse muy unidos al desconocido con el que acaban de compartir esos minutos de intimidad, sin tener en cuenta aspectos como el aspecto físico ni la condición social de su interlocutor.
Se dio la circunstancia que una de las parejas que pasó por esta prueba en 1997, y que como mandaban las normas, no se conocía de nada, se terminó casando 6 meses después del experimento. Por supuesto, el doctor Arthur Aron fue invitado a la boda.
Las preguntas son las siguientes, repartidas en tres tandas:
Las preguntas son las siguientes, repartidas en tres tandas:
Set I ( Clic para ver )
Set II ( Clic para ver )
Set III ( Clic para ver )
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